Pediatría heridas y flores de Bach

19.12.2025

¿Por qué las heridas emocionales se originan en la infancia?

Las llamadas heridas emocionales —rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia— no aparecen de forma espontánea en la vida adulta. No nacemos con ellas. Se construyen progresivamente durante la infancia, en un periodo de máxima plasticidad neurológica, emocional y energética.

Desde el punto de vista científico, la infancia es la etapa en la que el cerebro:

  • Aprende a interpretar el mundo
  • Aprende a interpretarse a sí mismo
  • Aprende a regular (o no) las emociones

El niño no posee todavía un pensamiento racional maduro. Su sistema nervioso funciona de manera emocional, implícita y corporal. Todo lo que vive —una ausencia, un grito, una mirada, una comparación, una exigencia excesiva— no se procesa como un hecho aislado, sino como una verdad interna.

El niño no dice: "esto que ha ocurrido ha sido difícil".
El niño concluye: "yo soy el problema". Ahí nace la herida.

La infancia: terreno fértil para la huella emocional

Durante los primeros años de vida, el cerebro se encuentra en un estado de hiperplasticidad. Las conexiones neuronales se forman y refuerzan en función de la experiencia repetida. Las emociones no resueltas se convierten en patrones estables de respuesta, y es aquí donde empieza a gestarse la herida.

Desde la neurociencia sabemos que:

  • El sistema límbico (emocional) madura antes que la corteza prefrontal (razón).
  • El estrés temprano altera el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal.
  • Las experiencias emocionales precoces quedan registradas como memoria corporal y emocional, no verbal.

Esto es de suma importancia, pues el Shen está gestándose en estos primeros años de vida, por ello, mi trabajo se centra en la intervención temprana para modelar y equilibrar la constitución de este, podemos decir que el foco de las neurosis se manifiesta en estos primeros momentos de vida, sería pues interesante centrarse en ello, objeto de este trabajo, será la intervención temprana en este sentido.

Desde la Medicina China, esto se expresa de forma muy clara:

  • El Shen del niño es abierto, sensible y fácilmente impresionable.
  • El Corazón aún no ha desarrollado su capacidad de discernimiento.
  • El Riñón, raíz del miedo y la seguridad básica, es inmaduro.
  • El Hígado, responsable de la regulación emocional, se bloquea con facilidad.

Por eso, una herida emocional no es un "evento", sino un proceso silencioso de adaptación.

La herida como mecanismo de supervivencia

Es fundamental comprender algo clave: la herida no es un error, es una solución.

Cada herida emocional surge como una estrategia de supervivencia del niño frente a un entorno que percibe como amenazante, imprevisible o no suficientemente seguro.

Ejemplos sencillos:

  • El niño que siente rechazo aprende a retirarse.
  • El niño que vive abandono aprende a aferrarse.
  • El niño humillado aprende a ocultarse o agradar.
  • El niño traicionado aprende a controlar.
  • El niño tratado con injusticia aprende a endurecerse.

Estas estrategias funcionan en la infancia. El problema es que se cronifican y se convierten en la base de la personalidad adulta. Por eso, cuando tratamos al adulto sin mirar al niño, llegamos tarde. O mejor dicho, llegamos ya en un cuerpo que se ha cristalizado, nos identificamos con la herida, pues no somos otra cosa más que la propia herida, sin percatarnos que somos algo mucho más integro y puro, desprenderse de la herida en la adultez es posible, sin embargo si la abordamos en los primeros años las secuelas y la cristalización será mucho menor.

Prevención: por qué la infancia es el momento clave

Si las heridas se originan en la infancia, la verdadera medicina es preventiva, no correctiva. No se trata de esperar a que aparezcan la ansiedad, la depresión, la dependencia emocional o los trastornos psicosomáticos en la edad adulta.

Se trata de:

  • Ayudar al niño a regular lo que siente
  • Evitar que una emoción se transforme en identidad
  • Acompañar sin patologizar
  • Intervenir de forma sutil, respetuosa y no invasiva

Aquí es donde las Flores de Bach encuentran su lugar natural. Y las cinco fórmulas para cada herida expresan su máxima potencia.

Flores de Bach en pediatría: una medicina para el alma en desarrollo

Las Flores de Bach no actúan suprimiendo síntomas. Actúan modulando estados emocionales. Por eso son especialmente adecuadas en la infancia, donde la emoción aún es plástica y reversible.

Desde una mirada científica e integrativa:

  • No interfieren con el desarrollo neurológico.
  • No generan dependencia.
  • No etiquetan al niño.
  • No imponen un significado externo.

Las Flores de Bach acompañan, no corrigen.

En términos de Medicina China, podríamos decir que:

  • Armonizan el Shen sin forzarlo.
  • Regulan el Hígado sin reprimir la emoción.
  • Sostienen el Riñón sin generar miedo.
  • Permiten que el Corazón recupere su coherencia natural.

Ejemplo clínico sencillo

Un niño que comienza a mostrar ansiedad ante la separación, miedo excesivo o necesidad constante de aprobación, no está "fallando". Está expresando una herida incipiente de abandono.

Si no se interviene:

  • Esa emoción se consolidará.
  • El patrón se fijará.
  • En la adultez aparecerá como dependencia emocional, celos o vacío interno.

Si se acompaña en la infancia:

  • El sistema nervioso aprende que la emoción es transitoria.
  • El niño no se identifica con ella.
  • La herida no cristaliza.

Las Flores de Bach permiten este acompañamiento sin invadir, sin imponer discurso, sin medicalizar la emoción.

Objetivo de este libro

Este libro nace con un propósito claro:

proteger el Shen del niño antes de que se fracture.

No pretende etiquetar heridas, sino evitar que se consoliden.
No pretende diagnosticar patologías, sino educar la sensibilidad emocional.
No pretende corregir al niño, sino restaurar su coherencia natural.

Trabajar las heridas emocionales en pediatría es, en realidad, una forma profunda de medicina preventiva del adulto que aún no existe.

Porque cuando cuidamos la infancia, no estamos tratando heridas:

estamos evitando que se conviertan en destino.